Un artículo publicado en Elsevier apunta que su incidencia es de uno por cada mil 775 a seis mil nacidos vivos. También está asociado con síndromes como el de Turner y síndrome de Down.
Al respecto, Denise M. Aaron, especialista del Centro Médico Dartmouth-Hitchcock en EUA, menciona que, a pesar de que son poco frecuentes, por lo general aparecen entre el nacimiento y los dos años de edad.
Asimismo, se pueden presentan en forma de abultamientos diminutos o crecimientos grandes deformantes; cuando se lesionan o punzan, liberan un líquido incoloro o teñido de sangre.
Según Aaron, estos no pican y no duelen, tampoco son una forma de cáncer; no obstante, podrían tener la apariencia de uno, pues los especialistas los describen como una protuberancia de color amarillenta, rojiza o incluso morada.
Por otra parte, los médicos basan el diagnóstico en una exploración física, de igual forma, en los resultados obtenidos de la resonancia magnética nuclear.
La especialista puntualiza que no suele ser necesario tratarlos, por lo cual, no se extirpan mediante intervención quirúrgica, ya que vuelven a crecer de forma profunda y amplia. (Con información de Es-us.finanzas.yahoo.com)
